Un momento entra en pausa y todo se congela.
Un vacío que hace aire, que te inquieta. Un vacío de preguntas.
Una angustia sobre vuela, cala hondo, hurga; raspa a su antojo.
Titila... sin siquiera una respuesta.
Agujeros del alma que perforan, que dañan e ignoran. Como la respiración que entristece y el silencio que incomoda.
Agujero negro que come como el olvido y que olvida como la memoria.
Agujero negro como una taza de café.
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