A dos voces.

Reconstruimos lo dicho. Repitiendo patrones. Arrastrando visiones. Siguiendo el relato.
Fuimos solitarios, fuimos amigos; fuimos de otros. Creímos, intentamos; reintentamos en vano.
Nos fuimos encontrando, para tenernos cerca, para acurrucarnos.
Buscaba recordarte, aprenderte. Quería tu deseo, tu atención, tu reclamo.
Era tu rincón de sombra, tu siesta a media tarde; el eco de tu mar. El tiempo de tu nombre.
Hoy nos hacemos a dos voces.

A los ojos

Todo cobra sentido.
Seguido del sin sentido absoluto.
Sonrío sin cuentos, sonrío porque te miro.
Construimos y generamos.
Somos eso y lo digo.
Tenemos, sólo agarrados de la mano.
Todo existe sin verbos, invisibles; lado a lado.

Las palabras se inventaron tarde. Primero nos miramos.

Derrumbes

Todo se hunde en la caída sin fin.
Se vencen las señales y las de alerta, conspiran.
Algo se adormece.
Los movimientos se aquietan.
Me hago lento, me dejo ser.


No existe un cerebro capaz de entender que se está cayendo;
sólo asume el hecho, una vez que recibe el golpe.

Linux

Los vuelcos, los choques y las heridas; sirven.
Como el amor, las caricias y la aceptación; curan.

Mi sistema operativo sigue abierto.
Ando permeable. Y tus manos hacen su efecto.
Me hago complejo; tu mirada, tus sonrisas. Todo vive en mi.

Sigo latente.
Vivo.

Lluevo.

Lluevo, caigo del cielo.
Vengo de allá; hasta el suelo.
Viajo mil mundos en un solo encuentro.
Tengo en mi vida un solo instante.
Tengo la gloria y el ocaso. La dicha y la deshonra.

Vengo de lejos, llego y soy parte.
Vivo en el eter. Viajo constante.
Soy cosmos. Luna y Marte.
Caigo sin miedo, hasta estrellarme.

Tu alma presente.

Me olvido y me hago pasado.
Me dejo esquivo, acurrucado en el placard.
Corren, vibran y alborotan el lugar.
Son los nuevos verbos que vuelven a hablar.
Sos mi inspiración, la imagen de mi mente.
Sos algo en mi lente.
Me olvido y te vuelvo a encontrar.

Llueve, ahora.

Devolverte la paz de la noche.
Llevarte al efímero del costado invisible.
Hacerte en un beso.
Dejarte en mi cuerpo.

Buscarte en mi noche.
Hacerte en mi sombra.
Llevarme sin miedo.
Quererte de sobra.

A oscuras.

Y en un viaje tus sueños.
Trayendo silencio.
De mis manos tu cuna.
Y del cielo, dos lunas.

Un guiño en penumbras.

Mi lluvia.

Se hace viento y es tormenta.
Se enreda entre mis pasos, se molesta, se enoja; se desborda.
Huye de su antojo, se incrementa, se desoye.
Es viento y es tormenta.
Se hace rayo, violeta; rojizo; empedrado.
Busca rincones olvidados.
Se olvida, se deja, se aisla.
Se hace lluvia, se escurre; se cae en mil pedazos.

Juntos.

Dos veces un mismo río.
Compartiendo el día, viviendo la noche.
Un camino compartido, hace ríos a montones.

Truenos.

Se me va la sed en tanta lluvia.
Y entre sueños, tu imaginario.

Dos veces un beso y el placer de tus labios.

Dos veces recuerdo y todo el tiempo amo.

En la lluvia, el peso del recuerdo de mis penas.

En mi lluvia, tu nostalgia.

Mis pasos

Vimos cambiar las sombras en la respiración pausada de nuestros besos.
Vimos palabras en vuelo diluirse de ignorancia.
Vimos años de ausencia, de latidos cortos; amargos y desgreñados.
Vi tu sonrisa plena y mi mundo crece a cada paso.

Las cosas no tienen sentido

.
Hace poco confiaba en la magia, por ende, en cada milagro. Creía en la suerte de los enanos, en la belleza de las flores. Pero desde hace tres horas, todo se pierde sin destino.
La lógica se evapora y solo tus besos parecen estar cuerdos.

Objeto

Un cuadro lento.
Una mirada fija; se encrudece.
Algo a destiempo, se mueve. Quizás, por la ansiedad de sentirse objeto.
Enchapado, encerrado al vacío. Tenso, de ángulos rígidos.
Sueña con ser madera respirando el olor fresco de la noche.
Impregnar el aroma del hombres.
Algo frío.
Quieto.
Intranquilo.
Un deseo perdido.