viernes, 27 de noviembre de 2009

Sigo cansado

Cansado de estar perdido, de no encontrar un lugar. Cansado de mirar afuera, de distraer la mirada para no pensar. De dar vueltas en fiestas, manzanas; veredas y veredas.
Cansado de la ayuda milagrosa, de la droga perfecta que te hace escuchar la hilera de palabras sin sentido y te agrega felicidad.
Cansado de la mirada rencorosa al corazón. De la caricia fría que no te quiere. Del dialogo de mentira, de la sordera; de la coquetería banal.
Cansado de llamarte para no hablar. De esconderme en vos para huir de mí.
Sigo, creyendo que existe una salida, que un día todo puede cambiar. Sigo porque dicen que hay que seguir.
Sigo buscando lo que no conozco... quizás por eso sigo perdido.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Volverse loco

Un día me volví loco y dejé de entender lo que era normal. Descubrí que vivíamos apilados; que pisamos y respiramos cemento. Todo lo pintamos con colores que imitan lo natural (verde loro; azul cielo... ¿gris nube?). Nos alienamos diariamente con ondas ultra violetas, bocinas, alarmas; frenadas, motores y gritos. Nos apuñamos, nos ignoramos y nos creemos mucho más de lo que somos por el mero hecho de pensar.
Y pensar, cada día cuesta más.
Pensar parece una perdida de tiempo, un lujo para pocos y hasta un milagro para alguno.

Puede que elija volverme loco todos los días, huir de a ratos de esta realidad.
Puede que elija o que deje de pensar.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Campo de sueños

Queriendo bajarme del mundo me hundí en la profundidad del trigal. Viajé recorriendo el camino del cielo, viviendo el infinito; hundiéndome en un recuerdo.
Usé distancias y kilómetros alejándome un poco más de mí. Hurgué en los rincones sin memoria, escarbé las miserias ajenas y en los restos de una pelea aprendí a sobrevivir.
Me alejé hasta encontrarme solo... y ahí estábamos él y yo, mirando el mismo cielo, conformándonos con un poco de silencio mental.
Sentí pena por él, viejo y solitario, mirando siempre el mismo sol; contemplando el horizonte monótono y apenas distraído con el vuelo fugaz de una estrella. Sentí pena, pero esa noche éramos dos mirando el mismo cielo y el vuelo fugaz se evaporó.
Anclado fuera del mundo busco un cartel de bienvenida, un lugar que se parezca a mí.

martes, 17 de noviembre de 2009

Penumbra

El tiempo corre a gran velocidad, las noches me quedan cortas y los deseos se hunden en la laguna mental. Nada alcanza, nada es suficiente. Ya no puedo volar. Mis alas parecen romperse y son tantas las noches que prefiero esconderme, olvidarme en la demencia.
Los recovecos oscuros y sombríos. La penumbra. La niebla. La distancia confusa; todo se hace verbo, mientras la soledad se hace carne y el eco rumiante de mis latidos pierde el esfuerzo con las mismas ganas que entrego el destino.
Ciego, viejo y sin memoria creyó ser hombre, creyó los cuentos que en sus noches había oído, creyó cada uno de sus sueños y en dos notas se mintió a sí mismo.

Sin fabulas ni escritos, fue rata y estuvo vivo. Fue parte y fue testigo. Sin palabras para entenderlo cayó en el olvido.

Párrafo extraído de "El libro que jamás existió" (Emiliano Rovira) -2004-

viernes, 13 de noviembre de 2009

Estamos solos

En definitiva estamos solos. Vinimos para estar (vaya uno a saber por qué) en ambientes carentes de sentido.
Sentimos y el mundo gira con otro sentido. Percibimos desde la individualidad y el todo nos supera abismal y salvajemente.
Vivimos en busca de una sensación que no podemos describir, asumiendo tareas que nos distraen del camino que creíamos seguir.
Nos encontramos, nos miramos y todo empieza otra vez; algo nos aleja del entorno y volvemos a ser uno en dos. Estamos solos y el mundo gira a nuestra disposición, todo cobra sentido y esa sensación lleva tu nombre.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Si supieras

Si supieras que cada palabra en el aire es manera de hablarte.
Que cada emoción que encuentro tiene un principio en vos.
Que la distancia no hace más que acercarme y el silencio es parte del complot.
Si supieras que te llevo conmigo donde sea que vaya.
Que una parte de mí, siempre, viaja en vos.
Si supieras que tengo el orgullo de tenerte.
Y que muchas veces es más grande el temor a perderte.
Si supieras todo lo que siento... decirte te quiero seria una boludes.

Para mi Abu, Mimi y para "vos"

viernes, 6 de noviembre de 2009

500 dias

No fue conmigo. No encontró a mi lado el lugar donde quedarse a mirar el mundo y los quinientos días del verano se perdieron con el viento.

Hace tiempo viajo vagabundo con ecos que atormentan. Y enredado en mis quinientos alucino bienvenidas. Veo sus ojos en las miradas perdidas y tatuado con espinas oculto mis heridas.

Busco enlace, un cable a tierra.
Busco ideas que curen.
Busco un parche, un consuelo.

Y por mas que intento alejarme la ciudad sigue siendo la misma, las veredas hablan de ella a escondidas y las grandes vidrieras, todavía, nos ven pasar.
Que sera de mis quinientos días y de los miles que quedan por andar.

Ali Baba y abajo tambien

No me gusta compartir ascensor. Prefiero viajar solo, haciendo caras frente al espejo o buscando perfiles extraños; marcando los dedos en la pared. Me gusta pegar chicles entre piso y piso o esconder boletos con la extraña manía de volver a buscarlos un día después. Aunque la mayor desilusión es saber que la gente limpia lo que ve y lo escondido vive la eternidad con disimulo.
Existe un boleto que vive en la calle Acoyte altura setenta y seis, lo dejé en el primer ascensor viniendo desde la puerta de calle, esta incrustado entre el tablero y el panel superior desde Marzo del dos mil seis.
Hace un par de meses volví y sigue ahí, amarillento, gastado, machucado y enrolladito; apenas se lee la fecha y el número de interno; pero se que era un colectivo de la linea 86 que una mañana de lluvia me dejo por ahí.
Empiezo a creer que su permanencia en el éter produzca algún cambio en su fisonomía. Quizás mute a mariposa o colibrí y cuando vuelva otra tarde a su encuentro, solo queden los restos de un alpiste gastado o la pelusa de larva incubadora de mariposas.
En el peor de los casos se fundirá con el bronce hasta desaparecer. Quizás y tampoco lo sé.
Por eso me gusta viajar solo en ascensor, cómo explico que paso a saludar boletos que alguna vez escondí.