Será por la fuerza de los astros o la necesidad de los cuerpos, puede que sea necedad arbitraria del egoísmo o el fracaso tácito de los deseos.
Puede que funcione de una sola manera.
Una idea rara, una charla amena. Un inicio antojadizo con desarrollo potente; de final mero, acuoso e invisible.
Quiero, quise. Insisto. Y el mismo principio opulento se diluye en silencio.
Parece un mensaje encriptado, pero las reglas son simples.
Algunas relaciones se establecen amorfas, con ángulos esquivos. Donde los ribetes de uno pesan ante las ideas de otro y sea cual sea el motivo, concluye en el destino escrito de los vínculos establecidos.
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