Se cierra y se olvida. Se apila en cajas sin etiqueta. Se ata con nudos inventados y se niega la contraseña. Se camina cien cuadras con los ojos vendados y con el olfato se encuentra el último muelle. Se junta toda la inconsciencia posible y con toda esa fuerza, se tiran los recuerdos al fondo del mar.
Eso hubiera sido lo más sano.
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