Ella se enoja y se cree sexy, finge un ceño fruncido y hace algo raro con los hombros, como si no le importara tenerlos puestos.
Se amarga, disimula el interés. Mira con desconfianza, como si el resto de los seres vivos fuésemos un estorbo en su camino.
Se cree mecánica, fría y analítica. Se cree el cuento del talento de la belleza.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario