Hoy me miré fijo a los ojos y descubrí el diminuto tamaño de mi insulso corazón.
Dicen que late aunque duerma, que bombea mientras pienso o camino. Dicen que es el motor esencial de la vida; pero una serie de certezas me llevan a pensar lo contrario.
El mio no late, no suena.
A veces siento que se exalta pero solo lo hace en contextos extraños, difusos; situaciones que exceden cualquier parámetro de medición normal.
El único dato de su presencia es la "nostalgia" (palabra chota que me encanta pronunciar), una palabra que sinceramente no dice nada; pero para los que leen pavadas y les gusta el tango, las calles empedradas; la lluvia de cielo negro y el café fuerte... para esos la palabra "nostalgia" dice algo.
Quise decir que para la tristeza de los recuerdos el dolor físico encuentra un solo lugar y a ciencia cierta, no se si es exacto, pero es ahí. El espasmo concreto aparece como una contracción muscular que acalambre el aire en los pulmones. Y a ese que llaman corazón se le acaban las ganas de ponerle pilas a la vida y se queda estupefacto. Me mira asombrado (te juro que me mira) el flaco se da vuelta todo acuoso y morado y me mira... y ahí entiendo todo. Puede ser una canción, un perfume, una imagen, puede ser cualquier cosa; porque todas las cosas tienen algo de ella y la extraña teoría de que el mundo empezó a girar el día que abrió sus ojos comienza a tomar fuerza. Mientras seguiremos cayendo en el virus de su amor, porque todos giramos a su alrededor creyendo que descubrimos el pétalo más hermoso haciéndonos únicos e irrepetibles. Pero para ella el deja vu es eterno y en tus ojos ve siempre la misma película que comienza y termina en el mismo lugar.
Será que desde ese tiempo desconfío del amor.
Espero que esto quede entre nosotros porque los que aman no toleran el desamor y mucho menos la tristeza nostálgica de un corazón que no late.
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