Hace dos años que vivo entre cajas; siempre creyendo que estoy por irme a otro lugar. A duras penas encontré un cajón para las medias, aunque vivan la mitad de la semana embolsadas en el camino cíclico del departamento y el lavadero.
Existe un plan, como también existe el equilibrio del mundo; pero en ambos casos una pavada puede más que mil razones.
Me enloquezco y en el desorden de las construcciones deformes de cartón, un cimbronazo de martillos errando a los clavos provocan el terremoto que altera mis puntos neurálgicos. Pero existe la constante posibilidad de un viaje del cual todavía no tengo pasaje y tampoco sé si pueda volver.
Es por eso que vivo cansado y cuando duermo prefiero soñar.
En algunos sueños mi vida encuentra un camino paralelo y a modo de reflejo, curiosamente, los personajes son los mismos. Hablan e interactúan hasta el hartazgo y cansado de escuchar consejos opte por encontrar soluciones, es por eso que busco respuestas en el televisor... a veces aparecen entre diálogos pequeñas frases, pequeñas verdades. Y como si fuese un truco de magia, sin pies ni cabeza, se convierten en maravillosas respuestas, que jamás me atrevería a preguntar.
Aunque todavia no logro descifrar si lo leí o lo soñé.
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