Afuera se llueve y yo ando tan seco.
El tiempo hizo que me olvide de los miedos y los fantasmas de los truenos.
Ya no me asusta el frío y el agua parece el salmo oportuno a cada momento.
Ellos se mojan. Corren.
Un techo es tanto. Y los vuelos tan pequeños.
Un refugio para atravesar el ocaso.
Un instante para mirar al cielo.
Seco, sano y salvo.
Viejo, seco y nostálgico.
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