Estábamos con poco y con nada. Éramos parte. El pasto y la noche cubrían todo el plan. La magia del cielo y la incertidumbre, más allá. Éramos parte, siempre somos parte, me olvido; y no respiro a conciencia. Juntos, el silencio no duele. Un espectáculo nos atravesaba de piel a piel, una línea de pensamiento se pierde y es tan fuerte el mundo a tus pies. Huele fresco. El rocío no puede ser. La noche se agranda en lo inmenso, en lo quieto. Los ruidos ahuecados, los brillos. Respiro consciente y todo se graba, me impregna. Algo se transporta y viaja. Algo conecta entre la nada y hoy. Sigue, persiste.
Mirábamos las estrellas hasta la mañana.
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