miércoles, 27 de octubre de 2010

Acqua

Buscaba agua.
Hundirse en el silencio.
Perder el peso sentido.
Flotar sumergido.
Llevarse aire consigo.

sábado, 23 de octubre de 2010

Un par de ciegos tuertos

Lo confuso de un ojo entreabierto, del murmullo polvoriento de los desorientados; la corrida silenciosa del temor.
Afuera se escucharon tiros, acá se queda el dolor.

lunes, 18 de octubre de 2010

Vecino

¿Cuál es límite preciso donde tu vecino es un extraño?

No hablo del simpático, tampoco del que tiene perro. Hay un tipo de vecino que incomoda. Es el que viene caminando frente a vos y nunca sabes si saludarlo. ¿Qué decís?, ¿saludas?, ¿un gesto?, ¿cabeceas, afirmando con el mentón?
En la puerta podes hacerte el apurado. En la vereda el distraído. Pero en el ascensor estás obligado.
Muchos eligen el silencio y ahí nace el comentario, el recelo; "El Murmullo",... los incómodos, en la sombra se agrupan, se olfatean; se reconocen. Se amontonan, hablan y marcan la diferencia... Son los que se presentan y se despiden cuando se mudan, los que hace veinte años pedían un poquito de azúcar, los que hablan del clima y se horrorizan con la televisión. No hablan de política ni de religión. No profundizan en nada, miran más de lo hablan y hablan más de lo que dicen.

El del tercero es un mal educado.

No falta la señora que aclara: un mal aprendido, seguramente los padres lo educaron bien, pero los chicos vienen perdidos.

Gritar sin dolor

Saltear escalones por la extraña regla de un juego inventado.
Detener la mirada en lo más pequeño, en el movimiento de las alas, en la caída torcida de una flor.
Deslizarte sin temor.
Descubrir el reflejo del sol en cada objeto y hacer tanto ruido como sea necesario, sin pensar en lo molesto.
Gritar por placer, fingiendo la furia.
Correr con fuerza, buscando el límite, estirando las piernas; cansando los brazos.
Correr siempre. Correr de la puerta al ascensor y del ascensor a la puerta.
Mirarte en el espejo queriendo ser grande, con la curiosidad de reconocer cada gesto.
Mirarte para ver que ven en vos.

Verlos me hizo viejo.

viernes, 8 de octubre de 2010

Media tarde

Llueve.
Y la ventana se ensucia de gotas.
El cielo deja de ser gris y oscurece el color de las hojas.
El agua rebota en las terrazas.
Un gato se esconde, se acobija entre sus patas.
En casa suena el olor agua y el calor del té se apaga.





http://listen.grooveshark.com/#/search/songs/?query=chris%20garneau%20we%20don%60t%20cry

Una calle y Borges

No era el momento ni el lugar, pero mirarnos fue más que deseo.
No existieron palabras, poco importaba si yo era gris y ella azul.
Fue mirarnos para no conocernos.
Ella tenía algo de mí y yo me fui con algo de ella.
En silencio y con tus ojos.

Ni martes ni jueves

Bajaba, patinaba en su burbuja, mientras el sol hacía sombras perfectas. Bajaba envuelto en su transito con la misma suavidad con que el agua talla a la piedra. Era natural y por instinto jugaba al zigzag, se dejaba llevar. La avenida Callao oscilaba entre barranco y tobogán, nada podía salir mal.

Aspecto animal

Como un perro oliendo el musgo de la vereda. Como una paloma haciendo nido en un ángulo de cemento sombrío. Como un gato afilando las uñas en un sillón, para luego cazar un cordón. Como un gorrión voraz que roba migas de pan. Como un pez nadando hasta el infinito en su pecera.
Con el mismo instinto busco la provocación a mis latidos.

lunes, 4 de octubre de 2010

Eras

Una nueva Era se distingue diez años después. Con la distancia parece fácil ver el inicio, todos los aspectos cambian y lo que antes parecía estable se hace viejo, cae en desuso.

Parezco atento, hay pequeñas señales que muestran algo distinto. Los quiebres se producen sin ausencia y es tan evidente que me aburren los lugares comunes. Hablo con los presentes, y los pasados se fueron olvidando, se fueron ahogando en la callada distancia del tiempo, eligiendo otra Era, viviendo a seis pasos de mi porción.
Quizás... hoy sean pocos, pero todo principio es escaso.
Una nueva hora comienza, si ves música, escucha este silencio.

Cursando

Estoy estudiando algo apasionante y por eso me reservo. El silencio y la ausencia de palabras no son más que una sutil respuesta a las caras de aquellos que han oído.
Están los que se ceban y quieren saber, preguntan todo lo que aún desconozco y en un paso falso, me siento más analfabeto que ayer. Aparecen los cautelosos que acomodan las palabras para sonar como entendidos. Están los receptivos que sonríen y felicitan y finalmente los inexpresivos, los que me miran como si fuera una pared y cambian de tema (generalmente la charla termina con un comentario de fútbol, política o el neutralizador clima).
Yo sigo contento y atento en este camino de aprender, bien valen los momentos de silencio y percepción.
Seguramente dice más lo que no esta dicho.