Hoy me hundo y tengo la música ideal para hacerlo.
No es el otoño ni tampoco la soledad. No son los recuerdos amargos ni los deseos de felicidad. Se trata del espasmo ciclotímico de la incontinencia. La falta de equilibrio emocional.
No te preocupes, en medio hora vuelvo a ser normal.
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Now playing: Editors - Munich
via FoxyTunes
jueves, 29 de abril de 2010
Bloggirl
Ella miente, siempre miente. Finge que todo importa y cuando confiesa que sos imprescindible, te descarta.
Vive con el único objetivo de contar verdades a medias, a escondidas, solapadas.
Te hace creer historias sin sentido e inventa el mundo que todos soñamos encontrar.
Juega sin reglas, sabiendo que solo pierde el apostador.
Vive con el único objetivo de contar verdades a medias, a escondidas, solapadas.
Te hace creer historias sin sentido e inventa el mundo que todos soñamos encontrar.
Juega sin reglas, sabiendo que solo pierde el apostador.
viernes, 23 de abril de 2010
Hoy tiré un disco de "Seis perejiles"
Recién hoy cumplí treinta y todavía me restan dos años para alcanzarme.
Desde chico fui un inmaduro; acarreando algo de niño desde los ojos hasta los modos. Pero hoy cumplí treinta y una mueca triste se disfraza de madurez.
El peso de estos años me llevo a tirar lo que no uso, por lo menos todo aquello que ya no me hace feliz, esas cosas que provocan más lagunas que alegrías y en el tacho quedaron mis discos de Cypress Hill.
Es en el río revuelto de las emociones donde no encuentro ni las postales del que fui.
Tuve un momento de silencio como en todo duelo y una mirada sostenida frente al espejo. Quise encontrarme. Pero desde hace tiempo vengo viajando dormido, haciendo fuerza para sonreír.
Tomo aire y respiro.
Me miro a los ojos y pese a todo, algo esta bien.
Todavía faltan dos y no sé si me animo.
Desde chico fui un inmaduro; acarreando algo de niño desde los ojos hasta los modos. Pero hoy cumplí treinta y una mueca triste se disfraza de madurez.
El peso de estos años me llevo a tirar lo que no uso, por lo menos todo aquello que ya no me hace feliz, esas cosas que provocan más lagunas que alegrías y en el tacho quedaron mis discos de Cypress Hill.
Es en el río revuelto de las emociones donde no encuentro ni las postales del que fui.
Tuve un momento de silencio como en todo duelo y una mirada sostenida frente al espejo. Quise encontrarme. Pero desde hace tiempo vengo viajando dormido, haciendo fuerza para sonreír.
Tomo aire y respiro.
Me miro a los ojos y pese a todo, algo esta bien.
Todavía faltan dos y no sé si me animo.
jueves, 22 de abril de 2010
De a plugins
No soy uno. Soy mil veces, y a cada rato dejo de ser lo que fui. Soy parte de recuerdos y un solo presente.
Soy a tramo y compás.
Voy jugando en el tiempo y vuelvo dispuesto a empezar. Vivo efímero, efímero en la constante.
A tramo y compás enredo, improviso, balbuceo; intento conectar.
Giramos cubiertos, envueltos. Cada uno en su sistema.
Giramos en órbita, guiados por nuestros planetas.
Giramos a ciegas, confusos y ajenos.
Giramos de memoria, confiados y sin reglas.
Somos de distintas maneras; pero sentimos igual.
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Now playing: Bajo Fondo Tango Club - Perfume (remixed by Campo) (performed by Luciano Supervielle)
via FoxyTunes
Soy a tramo y compás.
Voy jugando en el tiempo y vuelvo dispuesto a empezar. Vivo efímero, efímero en la constante.
A tramo y compás enredo, improviso, balbuceo; intento conectar.
Giramos cubiertos, envueltos. Cada uno en su sistema.
Giramos en órbita, guiados por nuestros planetas.
Giramos a ciegas, confusos y ajenos.
Giramos de memoria, confiados y sin reglas.
Somos de distintas maneras; pero sentimos igual.
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Now playing: Bajo Fondo Tango Club - Perfume (remixed by Campo) (performed by Luciano Supervielle)
via FoxyTunes
martes, 13 de abril de 2010
Invisible (2)
Estas pendiente. Queres saber como siente. Qué piensa. Cómo ve.
Aprendes cada gesto, los movimientos. Memorizas detalle tras detalle, te obsesionas; pero (pese a todo) te sentis cuerdo.
Todo es música y hasta un juego de manos es bailar. Una mirada fija te desnuda, te inquieta; te llena de preguntas. Pero ella sigue ahí y vos acá.
Queres ser profundo y un poco superficial. Queres todo. Queres hacerla pensar, sonreír y brillar. Queres ocupar cada momento, concretar. Pero besarla sabe a sueño, porque ella sigue ahí y vos acá.
Queres estirar las horas, vencer al tiempo. Queres quedarte y siempre volver. Queres que te espere, que te busque; que te elija. Pero ella sigue ahí y vos acá.
La queres... sin saber como quererla.
Por eso ella sigue ahí y vos acá.
Aprendes cada gesto, los movimientos. Memorizas detalle tras detalle, te obsesionas; pero (pese a todo) te sentis cuerdo.
Todo es música y hasta un juego de manos es bailar. Una mirada fija te desnuda, te inquieta; te llena de preguntas. Pero ella sigue ahí y vos acá.
Queres ser profundo y un poco superficial. Queres todo. Queres hacerla pensar, sonreír y brillar. Queres ocupar cada momento, concretar. Pero besarla sabe a sueño, porque ella sigue ahí y vos acá.
Queres estirar las horas, vencer al tiempo. Queres quedarte y siempre volver. Queres que te espere, que te busque; que te elija. Pero ella sigue ahí y vos acá.
La queres... sin saber como quererla.
Por eso ella sigue ahí y vos acá.
Invisibles
Apenas vistos e indiferentes.
Yo proyecto y ella se hace hermosa, una sonrisa distraída parece invitarme y lanzado, invento.
Ella se aburre, mira de a ratos. Me confunde.
Yo proyecto, creo que es inteligente, sensible y un toque intelectual. Creo que mira cine alemán, lee libros de autor y disfruta los chistes malos.
Ella se apoya contra la pared y se distrae mirando a la gente.
Yo ni lento ni perezoso vuelvo a proyectar, le invento modismos suecos, la veo desnuda; camina hacia mí, sonríe y el tímido vuelvo a ser yo.
Ella se toma su tiempo, saca un cigarrillo y sin mirar la cartera, busca el encendedor.
Yo la veo bailar y en el vaivén somos uno. Encajamos como si fuéramos perfectos; mientras al oído me dice lo que siempre quise escuchar.
Ella se paraliza, se congela, se hace inmortal.
Y yo quiero recordarla como la mejor amante, la que nunca se va.
Yo proyecto y ella se hace hermosa, una sonrisa distraída parece invitarme y lanzado, invento.
Ella se aburre, mira de a ratos. Me confunde.
Yo proyecto, creo que es inteligente, sensible y un toque intelectual. Creo que mira cine alemán, lee libros de autor y disfruta los chistes malos.
Ella se apoya contra la pared y se distrae mirando a la gente.
Yo ni lento ni perezoso vuelvo a proyectar, le invento modismos suecos, la veo desnuda; camina hacia mí, sonríe y el tímido vuelvo a ser yo.
Ella se toma su tiempo, saca un cigarrillo y sin mirar la cartera, busca el encendedor.
Yo la veo bailar y en el vaivén somos uno. Encajamos como si fuéramos perfectos; mientras al oído me dice lo que siempre quise escuchar.
Ella se paraliza, se congela, se hace inmortal.
Y yo quiero recordarla como la mejor amante, la que nunca se va.
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jueves, 1 de abril de 2010
Algo sobre ella
Desconozco el momento preciso en que ella dejó de ser una desconocida.
Existió una primera vez, un primer instante donde fuimos ajenos; donde mirarnos fue la simple consecuencia de un movimiento. Pudo ser el repaso de un grupo de caras, quizás fueron cien veces cruzándonos hasta reconocer un modo, un anillo. Quizás anduvimos juntos en subte, en direcciones contrarias; compartiendo una mirada de vagón a vagón entre estación y estación. Quizás caminamos la misma cuadra, quizás le robé un taxi, le pedí fuego o la esquive con apuro.
Pero seguramente alguna vez fuimos nada... sin darnos cuenta.
Existió una primera vez, un primer instante donde fuimos ajenos; donde mirarnos fue la simple consecuencia de un movimiento. Pudo ser el repaso de un grupo de caras, quizás fueron cien veces cruzándonos hasta reconocer un modo, un anillo. Quizás anduvimos juntos en subte, en direcciones contrarias; compartiendo una mirada de vagón a vagón entre estación y estación. Quizás caminamos la misma cuadra, quizás le robé un taxi, le pedí fuego o la esquive con apuro.
Pero seguramente alguna vez fuimos nada... sin darnos cuenta.
Cosmopolitano
Caminé sin mirar el piso siguiendo las copas de los árboles, pendiente de los claros y las sombras, confiando en la percepción. Y mirando el cielo me hice invisible. Fui tan pequeño como imperceptible. Fui un punto, un átomo rebotando en la inmensidad.
Fue en el paso de las nubes y la fuerza de los vientos que el salto de mi mente viajó por el cielo, poco a poco perdió su luz y oscuro como la noche se expandió de grande a pequeño. Extendiéndose hasta el punto de la incomprensión; mientras la velocidad del cosmos me acercaba planetas y estrellas.
Fui un destello de luz, un viaje al infinito.
Somos parte de un todo, un todo en constante movimiento.
Abrí los ojos.
Fue en el paso de las nubes y la fuerza de los vientos que el salto de mi mente viajó por el cielo, poco a poco perdió su luz y oscuro como la noche se expandió de grande a pequeño. Extendiéndose hasta el punto de la incomprensión; mientras la velocidad del cosmos me acercaba planetas y estrellas.
Fui un destello de luz, un viaje al infinito.
Somos parte de un todo, un todo en constante movimiento.
Abrí los ojos.
Amortizar
Alguna vez escuche que el amor era la construcción del deseo y la atracción. Algo así como la unión sincronizada de aspectos sin nombre.
Amor parece ser el momento exacto donde una desconocida habita el registro permanente de la memoria inmediata y con un gesto, una palabra; se establece en tus recuerdos. Poco a poco empieza a ocupar los silencios, los segundos previos a dormir... los mejores sueños.
La ansiedad nace, te carcome y te inventa razones para buscar su voz, para rozarla sin querer, para hablar con absoluta seriedad de los vaivenes del tiempo. Y así llegan los nervios y las indecisiones; tartamudeas en pensamientos y si la autoestima no esta fuerte, dudas hasta del color de tu piel.
Alguna vez escuche que el amor es una enfermedad, un virus que todo lo altera. Que idiotiza lo simple, enloqueciendo la lógica y al más cuerdo. Te enreda y es tu cabeza la que no encuentra algo que no sea de ella. Es el virus de la obsesión sana, el permiso para ser un enfermo socialmente apto. Te convierte en un ser mono temático, monótono; mono. Un mono que vive el idílico y fantasioso mundo del amor. Que camina a centímetros de la nada, que no roza lo concreto y mucho menos la razón.
Alguna vez escuche que el amor no existe, que es una ilusión. Que es la utopía de los urbanos, los hombres grises que viajan apretados y sudan desolación. Que es el sueño de los mareados, los atontados que vagan entre la oscuridad y el desvelo. Que es el motor de los poetas muertos y la ceniza que deja el viento.
Alguna vez escuche que dos se miraron a los ojos, se miraron fijamente y en silencio encontraron la razón para volver a mirarse, para sonreír sin sentido y abrazarse sin miedo. Para vivir el momento en que los latidos hacen un camino y viajan a la par. Y de dos fueron uno y de uno a la eternidad.
Amor parece ser el momento exacto donde una desconocida habita el registro permanente de la memoria inmediata y con un gesto, una palabra; se establece en tus recuerdos. Poco a poco empieza a ocupar los silencios, los segundos previos a dormir... los mejores sueños.
La ansiedad nace, te carcome y te inventa razones para buscar su voz, para rozarla sin querer, para hablar con absoluta seriedad de los vaivenes del tiempo. Y así llegan los nervios y las indecisiones; tartamudeas en pensamientos y si la autoestima no esta fuerte, dudas hasta del color de tu piel.
Alguna vez escuche que el amor es una enfermedad, un virus que todo lo altera. Que idiotiza lo simple, enloqueciendo la lógica y al más cuerdo. Te enreda y es tu cabeza la que no encuentra algo que no sea de ella. Es el virus de la obsesión sana, el permiso para ser un enfermo socialmente apto. Te convierte en un ser mono temático, monótono; mono. Un mono que vive el idílico y fantasioso mundo del amor. Que camina a centímetros de la nada, que no roza lo concreto y mucho menos la razón.
Alguna vez escuche que el amor no existe, que es una ilusión. Que es la utopía de los urbanos, los hombres grises que viajan apretados y sudan desolación. Que es el sueño de los mareados, los atontados que vagan entre la oscuridad y el desvelo. Que es el motor de los poetas muertos y la ceniza que deja el viento.
Alguna vez escuche que dos se miraron a los ojos, se miraron fijamente y en silencio encontraron la razón para volver a mirarse, para sonreír sin sentido y abrazarse sin miedo. Para vivir el momento en que los latidos hacen un camino y viajan a la par. Y de dos fueron uno y de uno a la eternidad.
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