Un destino indefinido, poco referencial.
Un paisaje conocido, poco habitual.
Una desgracia en cuenta gotas y una acumulación de palabras que inunda la tristeza.
Una desilusión que se acerca, que viaja en la tiniebla y solo genera distancia.
Un chiste sin gracia; un final trunco.
La desolación hace mella cuando el suelo se diluye en un abismo.
Cuando somos uno mirando lo quedó. Hoy vivo con ella.
Aunque es la incertidumbre la que genera más dolor.
miércoles, 13 de enero de 2010
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