viernes, 15 de enero de 2010

Yo, tu, el, nosotros, vosotros y ellos también.

No existo, no figuro en ningún sitio. No pago impuestos ni atiendo sus llamados. Ni siquiera entro en los bancos. No acepto folletos en la vía pública, primero porque no me dejan tirarlos y segundo porque en los tachos de basura todo abunda. No miro televisión ni compro el diario; apenas mando un mail de vez en cuando, bajo el seudónimo de alguien que no conozco, simulando saludos; gestos y halagos. Pero me gustan las palabras (no en voz alta) prefiero susurrar o escucharlas de lejos, me gusta el eco, el sonido de los grillos y el olor del rocío mojando el pasto. Pero insisto, en algún momento dejé de existir. Quizás me aburrí o me fui sin dar aviso, quizás me perdí, me extravié y olvidé que necesitaba volver.
Por todo esto y más, si alguien recibe este mensaje, háganmelo saber. Pero estén atentos... quizás hoy, ya no sea yo.

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