Hoy es un último día.
Algo termina, mas allá del mes y sus crónicas vespertinas.
Llega el fin de la media juventud.
Me maduran los años sin aviso.
Empiezo a ser viejo, de a ratos.
Los comentarios esconden algo de recelo y lo joven, es cada vez más lejano.
Ya no entiendo los gestos.
Las modas se repiten y los chicos usan mis viejos pantalones anchos.
Modernidad es la palabra más antigüa en mi vocabulario.
Es mi último día y prefiero ignorarlo.
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