Cuanta Sarli esta madrugada para los tuiteros de la trasnoche. Mucha
charla vacía, por el solo hecho de hablar, de mover la mandíbula.
Como se banaliza el dialogo, se empobrecen los sentidos y se atoran las ideas. Las pequeñas pantallas. Los calambres; la rigidez de las gemas ampolladas y una idea tonta para llenar el éter.
Se idiotizan, se repiten. Se creen inmortales. Destellos de sabiduría.
Todo lo tonto se difunde.
Me enoja, lo lamento; me apeno.
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