Una noche con mis treinta y un taxi por venir.
La calle empieza, vienen y van, son tan indecisos; fingen excesos, tan visuales como estridentes. Todo parece ideal.
Se ven divertidos y hay tanta energía en parecerlo.
Exageran, son como un vídeo. Se pixelan.
Son unos flacos hiper modernos y actualizados.
Hablan en movimientos.
Son suaves coqueteando con la ambigüedad.
Mi taxi esta por llegar.
Y yo sin logo.
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