Los rubios

Tengo un pensamiento banal, y es que lo rubios son felices. Como si vivieran en un comercial de sonrisa perfecta. 

Ellos se buscan entre si, se regodean. Y están los que se tiñen meramente para ser parte. Se acomodan y disimulan.

Vidrieras, mostradores, galerias.

Peluquerías, carteles y publicidades.

La felicidad no es una búsqueda. 

La felicidad es la mueca perfecta.

avance

Cada vez que vengo intento sonreir. 

Pensar y no pensar al mismo tiempo.

Trato de ser mas feliz que la musica que escucho.

Milagro

Sentado en un banco de plaza en medio de un pasillo. Piernas cruzadas y mirada perdida. Centrado en lo verde, entre tanto cemento. Lo pienso. Pienso y escribo. Y se relaja el titiritero. Se acomoda en silencio. Buscaba un momento a solas y se poblaron todos los asientos. Algunos no miden el espacio que ocupan. Y yo intentando seguir al margen.

Ese silencio sigue en mi. 

Si no fuera musica, la olvidaria. 

Remolinos en cada pensamiento. 

Recuerdos que se olvidan en una caja. Lo dije o lo pensé. Despojos. El titiritero cree en la magia y se deja llevar. Los misterios suceden y el enigma aparece. Milagro entendernos. Sopla fuerte y es viento, bailan las hojas verdes. Parece que cada banco tiene dueño. Incomodidades y disgustos entre ajenos. Vuelve silencio. Milagro, la magia existe, bienvenido silencio.

colgado

Buscan conectar, aunque sea por teléfono. Lo hay por celular o los que añoran el cable enrulado de los teléfonos negros. Todos buscan una señal. Un eco vivo. Algun reflejo en la distancia que asegure la propia supervivencia. 

Terraza

La soledad ajena me entristece más que la mia. Como esas viejas que andan solas con la ropa gastada, se unadan bolsas sentadas en la plaza. O como esos que se dejan solos en una esquina bajo el agua. Se humedecen en tristeza. 

La nostalgia del que observa la alegria ajena y se abandona en la ventanilla de un colectivo.

Asi de llanto por la vida.

siempre vuelvo

Pensamiento intranquilo. 

Repiqueteo. De paso inquieto. 

Ya no distingo. 

Ataque de media noche y desvelo. 

Se hace ritmo y constante. 

Si no escribo me olvido. 

Y prefiero olvidar. 

Olvidarme y no volverme a encontrar. 

Vuelve el toc y la métrica. 

Leo como suena, y en mi cabeza, las palabras suenan. Algunas más y otras.

Escucho y decanta. 

Algo agiliza. Algo descansa. 

Fin.

rock

Cuántas veces podemos escuchar la misma canción?  

La emoción se repite. Vuelve el silencio reflexivo.

Y encuentro en tu mirada, mis ojos. Poco a poco, repetimos los gestos que vimos pasar en la niñez. Somos el viejo que detiene su paso y mira sin ver, se ausenta; se distrae y vuelve. 

Somos el que lee titulares con desinterés. Recitamos de corrido acertijos y fechas sin sentido.

Debe estar por morir.

Fuerza G

En el pecho, la presión invisible. 

Parte de tu corazón y el mío. 

Eterna implosion minimalista.

El desgarro estruendoso.

Se parte la emoción. 

Membrana y tejidos, enmudecidos. 

Soportar la asfixia del llanto inerte.

De sombra y olvido.

Se acabó.

Se apagaron las luces.

Y los miedos vuelven aparecer. 

Nunca fui bueno caminando a oscuras.

Tanteando obstáculos, perdiéndome una y otra vez.

Las irlandesas bailaban

Ya ni sé si lo viví. 

Es extraño. Y es tiempo. 

Se desdibujan las emociones. 

Se rearman en forma de sueño y dudo.

Muy yo. 

Distinto. Equivocado. 

Intenté. Insistí. Me esforcé. 

Ya no extraño. Sin tiempo.

La incómoda nostalgia. 

Turbio

De nado profundo. 

Aguas espesas.

Nadador nocturno.

Entre malezas.

Agitando pasividad. 

Sigiloso y resistente. 

El de moño

Abriendo camino de noche oscura, suena tu cumbia y es tu barrio el que me pierde.

Se alejan las luces del centro. 

Huele a pasto.

Calles sin nombre.

Y esos perros vuelven a ladrar.

No puedo más de porteño. 

Aunque vaya solo, algo de vos viene en mi.

El descanso. Envuelto como regalo.

Desangrado

Goteo.

Me desvanezco.

Todo se tiñe. 

Enrarecido, me pierdo.

Me quita el sueño.

Y ya no recuerdo.

Entre grises nubes.

Todo se mancha.

Sin cielo y apenas pueda.

Se enfurece el entrecejo.

De ambición y temor.

Se diluye.

Efímero e insignificante. 

Uno más del montón. 

Con tierra en las manos.

Y barro en los pies. 

Ahogado en palabras no dichas.

Maldito

Anduve malito y temiendo al amor.

Deambulando en la sombra. 

Deseando el anhelo ajeno.

Huérfano, distante; pesado pasado.

En mi silencio, la calle que viví. 

Frágil vagabundo. 

Algo del eco que perdí.

Algo de brillo. 

Algo de vos en mi.

1900... 20

Nacer viejo, a destiempo. Es el tiempo en mi cabeza el que anda a otra velocidad. Que fácil adueñarte del pensamiento lento. 

Suena melancolía en mis huesos, impregnando de grises las voces. Sé que empiezo a ser un recuerdo en tu cabeza. Y es el amor el que me olvida. 

AC

Cuando era chico no tenía mucho pero vivía más. 

Pero no era de los felices de sonrisa plena.

Mis pares, los que arrastraban su historia. Los que andábamos lento y con esfuerzo, añorando el milagro de una vida normal.

Con el paso de estos años me llevo a cuestas. Me cargo cuando duele y disfruto el momento de felicidad. 

Fin de fiesta.

Me sorprendió la noche.

Y todo oscurece.

Conversaciones insulsas que todo lo enrarecen.

Avisos y notificaciones, pero no encuentro tu nombre. 

sin chat

Un recuerdo al olvido. 

La indiferencia en la distancia. 

Un enojo y el malentendido. 

Fui feliz y algo de vos se alegra en mi.

Parecía eterno y juro que lo creí. 

Hay sabor y fragancia. Amargo destino.

brillo

Una calle se llevó mi recuerdo.

Creo que fue ahí donde nos vimos la primera primera vez. Entre el semáforo y un árbol. Frente a la casa gris, que enfrente tenía un kiosko y al lado el café mugriento; con ese mozo maleducado. Creo que fue acá. Casi en este lugar. Ya no existen ni los bares ni los barrios.

Necesito un apunte. Coordenadas por gps. Un cuaderno que guíe mi emoción. 

Creo que fue acá. Aunque no recuerdo tu nombre. Se que fue genial y gustarnos duró más de una noche.

para ella

Dedicarte una canción que fue escrita entre la primera y la segunda guerra. Una de esas digitalizadas con ruido a púa añeja y melancolía en la voz. Curador empedernido del ritmo, te encuentro entre acordes de violines y trompeta. Y este mágico sonido dibuja una sonrisa en vos.

Y otro poco en mi, mientras busco la siguiente emoción. 

Supongamos

Quizás ... en algún momento entendí de que iba el amor. Eso de querer y acompañar, algo de preguntar y no decir. Pero me quedo en lo simple.

Íbamos de sonrisas y halagos. Flores y bombones de la mano. Así hasta el aburrimiento y la soledad. 

el aprecio.

No era gamuza, apenas terciopelo. 

Tan placentero. Exceso en comodidad. Hundía.

Parecía tan perfecto. Sonidos, texturas, rodando ruedas en espiral. Tenue y constante. Un ritmo.

Una mano en mi trago y el humo hace llama en tus dedos. Suena de adentro hacia afuera. Y es tan fácil bailarlo. Apenas moviéndonos en lugar.

Un roce sutil. Y volvemos a acercarnos. 

Más de mil canciones.

Puede que en cada vuelta sea aún más viejo.

Envuelto en armonía universal. Alto cada vez más alto. Y en tus ojos mi inocencia, mi frágil melancolía. Canciones y silencio. Un juego de luces y de brillo retumba en la oscuridad. After de after. Al sol, seamos luz. Sin marcas. Invisible. Fundido en la juventud ajena. Siguiendo el baile y la frecuencia. Es el beso. Tu beso en la inmensidad. Íntimo e infinito. Alguien suelta.

el desprecio

Se articula venenoso, hiriente; de mal modo.

Nace en la pausa de un silencio. 

Baja de tus ojos, se hace verbo, lengua y odio.

Sospecho que funciona en espejo. 

Contiene algo dicho, muy presente y del pasado. 

Ataca el que se defiende. 

Mientras se hunde el atacado. 

Ausente, sombrío y cabizbajo.

Quizás descubra el juego.

Quizás sea el resultado. 

pipi

No lo puedo decir.

No conozco la palabra.

Divaga fluctuante. Presente y ausente. Se me hace mueca. Se aloja en la mirada.

Oprime. Acelera. Desvirtúa el tiempo. 

Y yo convivo.

Conozco la tristeza. 

así

No te dije.

Me olvidaste.

Me confundí.

Esperaste más de mi.

Y el silencio crece.

Se fueron. 

Algunos se despidieron.

Discutimos. Peleamos y nos aburrimos.

Tan cansado de mi.

Y el silencio crece.

Todos nos vamos a morir.

Algunos en vida.

playero

Ayer tocaba el agua fría del mar.

Lo interminable y constante.

Se enterraban mis pies.

Pasmado y silenciado. Permanente y aislado.

Frente a frente y por primera vez, abstracto.

Una droga suma a la otra. Y el diálogo inconsciente. Natural a tus ojos.

Somos dos. Uno y mil.

el ocio

El tiempo muerto. 

Más de esto.

Qué pudo haber sido.

Si hubiera sido capaz.

Si hubiera intentado. 

Si hubiera insistido.

Rarezas envueltas, confusas.

Casi recuerdos, vergüenzas.

Y un minuto para respirar. 

Me aburro de mi. 

Y empiezo a sospechar de lo que creo.

Dejame perderme. Jugar a dormirme.

Ausentarme. 

Me entretengo y son dos hielos al sol.

Se derriten por el calor. 

Es obvio. Fueron sedientos. Fueron ellos.

Fueron aire, agua, hielo y vapor.

Soy materia al sol y solo me bronceo.

Me doro. Bomboncito al calor. 

Llename otro vaso. Deja que suene.

Aburrime de consejos. 

Derretime las neuronas. 

Vegetativo y permanente.

Ferrugem

Sonaba la ventana.

Entraba entristeciendo la mañana.

Y era esa misma canción, la que te hacía llorar.

Sonaba afuera y retumbaba adentro.

Sonaba y de silencio me dormia.

Suspiro

Un suspiro en pausa.

Una mirada pérdida. 

Una melodía sonando en mi ventana. 

Un eco trae tu nombre.

Deambulante. 

Sombrío entre calles.

Aislado y permanente. 

Nombro tu nombre.

Te confundo de lejos.

Te traigo y te pienso. 

Te encuentro adentro.

Te llevo presente. 

Hoy, ayer...

Daniela.