Se llena de graciosos.
Todos cuentan una desgracia,
un loser en medio de tantos.
Las sonrisas amargas,
historias de pobres,
que pagan para encontrarse
y reírse de los demás.
Se llena de inteligentes.
Todos saben algo más,
y el esnobismo por ser diferente,
adelantarse sin final.
Se llena, siempre se llena.
Y aprendí a escuchar.
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