Se visten distinto, y ya no intento parecerme.
Están pendientes del color de la camisa, si es a cuadros, colorada o azul.
Andan despreocupados y es la primera vez que bailan hasta las seis de la mañana.
Ellos quieren parecer más grandes y yo sonrío si me dan menos.
Ellos y ellas eufóricos, de flash en flash y yo a un costado sin saber muy bien a dónde ir.
Ellas bailan un hit de los ochenta con poses de los noventas y risas del dosmil.
Ellos siempre borrachines con la clásica remera, tararean rock y no sueltan a James Dean.
Podría fingir, pero ya no tiene sentido. Ni siquiera me gusta la repetición constante de la noche, que hace años, viví.
La idea fresca de un taxi hasta tu casa, es mi mejor sonrisa.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
buenisimo!
ResponderEliminar