Escuchaba ese disco que era ideal para caminar. Tenia el tempo de mis barrios. Quedaba perfecto con el malhumor de los que se mueven y les rellenaba el vacio a los quietos.
Sonaba. Y esa angustia eslovena atormemtaba a Palermo. Contrastes. Tanta gente adornando gestos y caras sin solución. Vas a tener que pagar muy caro para verte bien.
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