Fue el sonido de un pájaro el último eco natural.
Fingidos y erguidos como artefactos, nos dejamos llevar.
Fue el ruido de un pájaro y las sonrisas dejaron el frío metal.
Amuchados, prolijos desprolijos, acuñados; quietos para viajar.
Fue un ruido, una extraña y aguda señal.
Andamos dormidos.
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