La emoción se repite. Vuelve el silencio reflexivo.
Y encuentro en tu mirada, mis ojos. Poco a poco, repetimos los gestos que vimos pasar en la niñez. Somos el viejo que detiene su paso y mira sin ver, se ausenta; se distrae y vuelve.
Somos el que lee titulares con desinterés. Recitamos de corrido acertijos y fechas sin sentido.
Debe estar por morir.